Naranjas

La flor de azahar y el azar

La flor del naranjo recibe el nombre de azaharflor de azahar.

Se trata de una flor blanca, apreciada por su belleza y aroma. Y también tradicionalmente por sus propiedades terapéuticas.

Es ingrediente esencial de varias infusiones por sus propiedades sedantes y calmantes que ayudan a eliminar molestias causadas por nervios, cólicos, dolores de cabeza o molestias menstruales.

El agua de azahar pura es también conocida como Agua del Carmen y es empleada como remedio para la recuperación de desmayos.

Su nombre proviene etimológicamente del árabe clásico zahr, ‘flores’.

¿Y tiene alguna relación con el azar? ¿con el juego, la casualidad, el imprevisto?

Pues sí, tiene una relación etimológica, que se explica perfectamente con la curiosa historia relatada a continuación.

Azares

Atrapado por sus pensamientos, reposaba al pie de un hermoso naranjo. Repentinamente, un leve vientecillo desprendió del árbol una flor, que fue a posarse justo a su lado.

-Te ves cansado -dijo la flor.
-Sí, lo estoy -respondió-. Aparte de mi trabajo cotidiano, he tenido que participar intensamente en el Mundial de Fútbol.
-¡Qué bien! -exclamó interesada la flor- ¿Y con qué equipo juegas?
-Con todos y con ninguno, mi tarea es hacer que el juego, siga siendo juego.
-Pues, ¿quién eres? -preguntó con curiosidad.
-Soy el AZAR.

Después de unos segundos de silencio, invadida por recuerdos milenarios, la flor al fin se animó a decir:

-Oye, ¿y tú sabes quién soy yo?
-Supongo que una flor.
-Sí, pero, ¿cómo me llamo?
-La verdad no lo sé. Dímelo.
-Me llamo AZAHAR -contestó con solemnidad.

Después de asimilar la sorpresa, el AZAR dijo:

-Es curioso que nuestros nombres se oigan igual, pero… son cosas del azar. Por no decir que son cosas mías -dijo sonriendo.

-Espero no contrariarte -replicó la flor con seriedad- pero el que nuestros nombres se oigan igual no es cosa del AZAR. Mas bien yo diría que es cosa del AZAHAR.

-En verdad no te entiendo -replicó con desdén el AZAR- la homofonía de nuestros nombres no nos relacionan para nada. Tu eres una flor, y yo… soy algo abstracto, intangible. Definitivamente nos dedicamos a cosas diferentes.

-Veo que tu intensa actividad, te ha hecho olvidar la historia. Pero no importa, volveré a contártela. En la antigua Arabia me llamaron az-zahr que significaba: “la flor brillante”. En ese tiempo, los hombres del desierto gustaban de jugarse la suerte lanzando un dado, cuya cara desfavorable tenía mi imagen, una flor de naranjo. Por esa razón, al dado también le llamaron az-zahr. El juego de dados, ponía a los hombres cara a cara con la incertidumbre, por eso usaron azar para referirse a cualquier hecho fortuito y desfavorable. Con el tiempo, la palabra AZAR se generalizó para denotar cualquier evento impredecible. Así nació tu nombre.

- ¡Vaya!, me deja perplejo saber que tengo nombre de flor, espero que no se lo cuentes a nadie. Ahora tengo que irme, todavía tengo que preparar algunas sorpresas para los hombres en las finales del Mundial de Fútbol. Me divierte ver, que por no entenderme, buscan culpables entre ellos cuando las cosas no salen como les indica su lógica.

- Antes de despedirnos -dijo melancólica la flor- debo agradecerte que me buscaras, fue un buen gesto de tu parte.

- Oye, yo no te busqué, nuestro encuentro fue por designios del azar… quiero decir… ¡Hasta luego!

-Hasta luego -dijo la flor, esbozando una pícara sonrisa.

Fuente: 1de3.com